Saquen al Pasapelotas

 

 

Llega el delegado a la cancha de la autodenominada Bombonerita y toma su lista de trabajo. Empieza a preguntar una por una las cosas que no ve, una especie de letanía, pero el personal de logística muy dedicado empieza a responderle su respectivo, Ruega por Nosotros, a todas las inquietudes del delegado de campo. Hay muchos detalles que se deben cumplir antes del juego y la ausencia de alguno de ellos acarrea multa o un “halón de orejas”. Mientras el delegado de la FVF cierra su carpeta y las sonrisas florecen por la labor cumplida, el personaje pregunta por los chamitos que pasan la pelota, el delegado del equipo local frunce los ojos, como tratando de buscarle explicación a la demanda del ente rector, le hubise sido mas fácil responder por qué el Capitàn no tiene quien le escriba.  Éste con el mismo deseo de hacer caja a la FVF, le afirma que así es, cada estadio debe tener chicos alrededor de la cancha para que pasen la pelota sin importar si esta cuenta con espacios alrededor o no.

 

El delegado del equipo local, de repente acostumbrado al Complejo de Canchas Carabobo Te Quiero, un espacio de unas siete u ocho canchas sintéticas en Puerto Cabello, una maravilla deportiva en Venezuela -donde no necesitaba de estos ayudantes- había dejado por fuera este detalle.  El cuerpo arbitral le da algunos minutos para que busque los chamitos y cumpla con el requisito. Sin el tiempo a favor para llamar a los niños de las categorías menores, sale a la tribuna a buscar incautos y ver quién quiere pasar la pelota. Gracias a que aún no había mucha gente, le fue fácil ubicar a 5 o 6 jóvenes que le permitieran cumplir la norma. Los reúne en la parte baja y se los presenta a los enviados de la FVF. Estos asientan en su lista que cumplen con lo pautado finalmente, pero lamentan que no hayan llegado las franelas que los identifica y que aparecen cada vez que el juego va por TV. Como siempre hay un Plan B y buscan en el camerino del equipo local las casacas de entrenamiento. 5 o 6 eran suficiente y la verdad era un show ver como los chamitos se las colocaban, unos metían la cabeza por el hombro de la casaca, otros al revés, todos reunidos se reían, como el tiempo ya apremiaba, llega unos delegados y ayuda a colocársela  a dos de ellos, que a pesar de retirarla un par de veces para tener mejor perspectiva, no pudieron lograrlo. Todos listos, aunque el tamaño de las casacas no les ayudaba.

 

Había un detalle en uno de ellos, seguramente el que abrió la gaveta en el escaparate de su casa y se puso la primera franela deportiva que encontró. Me imagino que sobraba una camiseta del Atletico de Madrid, Junior de Barranquilla o cualquier otro equipo, incluyendo uno de instancia amateur, con franjas horizontales rojo y blanca, es decir el mismo diseño del equipo visitante, Estudiantes de Mérida. No sé si se dieron cuenta, yo en realidad me imaginé que era parte de la escaza pericia futbolística de la plaza por ser nueva en primera división. Algunos la llaman cultura futbolística, pero dejémoslo los términos al buen juicio.

 

La camiseta no tenía nada que ver, el chamito “neutral” en todo sentido. Pasando la pelota a tiempo como le informó el delegado de la FVF, sin ningún tipo de retraso y jamás haciéndole el juego al equipo local, porque se lo advirtieron y así lo ha visto por TV, que los sacan de la cancha cuando no sigue las pautas. Pero hizo una excepción, una jugada que pasó desapercibida, el chamito tomó el riesgo y se hizo el “tonto”cuando por la derecha le correspondía al equipo visitante el saque lateral, él ve como Estudiantes estaba ahogando con tres jugadas de peligro seguidas a su equipo que estaba perdiendo  desde el primer minuto. Agarra le pelota, se la va a pasar al juvenil  de Estudiantes, quien creyendo en la buena fe y el buen oficio del recoge balones, espera que se la pase rápido para aprovechar el contrataque de su equipo y evitar el rápido repliegue de la defensa local. Este la agarra con las dos manos fingiendo que la misma se encontraba desinflada, la bota y  busca la otra pelota corriendo en cámara lenta para ganar unos  segundos, suficientes para que los locales se posicionaran y salvarse una vez más.

 

La jugada pasó desapercibida para todo el mundo incluyendo la TV y el personal de la FVF, pero creo que no para el DT de Estudiantes, quien tomó nota y decidió sacar al joven lateral para cobrarle su ingenuidad, aunque quien realmente cobró fue el “Peluca” Arenas, el que minutos después del cambió pudo por ese mismo lado anotar el gol del empate y con ello el primer gol de Academia de Puerto Cabello en la primera división, abriendo el camino para lo que sería la primera victoria de este equipo en su debut de la primera división.

 

@jesusalfredosp