Construir la casa por el tejado

 

El fútbol venezolano es un homenaje a la canción de Fito & Fitipaldis titulada “La casa por el tejado”. La estructura del balompié nacional es una pirámide invertida. En vez de construir una base que sostenga la punta (la Vinotinto absoluta) es al revés. Los cuatro triunfos consecutivos (Uruguay, Perú, Chile y Paraguay) en el cierre de las eliminatorias rumbo a Corea del Sur y Japón 2002 le dieron luz al “Boom Vinotinto”. Un fenómeno deportivo, pero su mayor legado fue en lo social. En los siguientes clasificatorios, un combinado patrio que se paseaba en los campos vestido de “Cenicienta” y bajo el manto del anonimato, mandó al garete el rezago histórico e ilusionó al país con ir a una Copa del Mundo. El problema es que pocas veces se miró aguas abajo para sostener ese proceso.

Una de las promesas que más me ilusionó de las primeras declaraciones de Jorge Giménez, como nuevo presidente de la FVF, era la creación de la Universidad del Fútbol. Una iniciativa genial para sostener la apuesta por el DT criollo y el conocimiento como herramienta de desarrollo, en un juego que tiene su ciencia y sus métodos. Cabe destacar, que en la Liga FUTVE hay una gran cantidad de entrenadores en una franja de edad entre 30-50 años muy exitosos. Varios de ellos terminarán de derribar la puerta en el extranjero abrió Richard Páez y dejó abierta César Farías –el mejor estratega nacional allende a nuestras fronteras.

Pero en muchos casos se formaron fuera, en España, Argentina, Brasil, etc. Se rascaron el bolsillo, algunos en la época de Cadivi, para poder ampliar sus horizontes. En un país que vive una crisis humanitaria compleja desde hace más de un lustro es complicado que eso se repita. Algunos de los 7 millones de migrantes desarrollarán carreras afuera y regresarán para aprovechar una oportunidad en el profesionalismo, en una de las ligas más democráticas en lo que respecta a los cupos internacionales. No siempre van los mismos equipos, como puede suceder en Paraguay. Dirigir una CONMEBOL Sudamericana es una gran vitrina para cualquiera, ni hablar de la Libertadores.

Pero el punto es darles la oportunidad de formarse en su país a los que se fueron y los que se quedaron. También vencer el centralismo. Que un DT que viva en Chacao o El Valle no tenga una ventaja con uno que viva en Apure, Cumana o Mérida. Sin embargo, el gran problema no era la estructura física o digital donde se plasmaría esta idea. El detalle está en los maestros. Los profesores de profesores. Una noble labor. Una profesión que se le ha dado la espalda. Incluso como país y se ve en las protestas por reivindicaciones salariales. En el futuro nos saldrá muy cara la factura de ser una nación en donde todos quieren que sus hijos tengan los mejores profesores, pero es un agravio si su hijo quiere ser profesor. En ese aspecto no se ha avanzado en ese tema. Al igual que el VAR, la ansiedad de una declaración bonita puso en fuera de juego a King George I, y uno clamoroso. No hace falta usar el fuera de juego automático para detectarlo.

Una promesa que sabe a poco luego de ver caer como un castillo de naipes el proyecto Pekerman. Aunque sin formación no tendremos a los jugadores del mañana. No solo para proveer de herramientas a los próximos entrenadores de la Liga FUTVE y la Liga FUTVE 2, porque al final en un país donde los entrenadores hacen de gerentes deportivos, no todos saldrán. Muchos dejarán huella como ha hecho José María Morr en Metropolitanos, Jhonny Ferreira en Monagas y desde hace varios calendarios Noel Sanvicente donde pisa. Asimismo, los extranjeros vendrán y darán sus matices. El detalle está en la calidad de esos estrategas y la materia prima con la que van a trabajar. Es un tema más de fondo, en el balompié infanto-juvenil. Eso no lo resuelve una encuesta.

Como dice el meme de los Simpson: “¿¡Alguien va a pensar en los niños!?”. No solo lo sufre el fútbol. Tuve la oportunidad de ir al debut de Trotamundos contra Centauros. El coach español Manuel Povea lamentó que cuando en las prácticas del “Expreso Azul” daba ciertas indicaciones a los atletas jóvenes es como si hablara chino, mientras que con un veterano como Tulio Cobos le bastaba con solo miradas. Otro tipo de formación coincidían ambos en la rueda de prensa, postpartido. Los jugadores talentosos llegarán a primera, pero aún muy crudos y con muchos defectos. Como el alumno que ingresa a la Universidad Simón Bolívar a estudiar Ingeniería, pero va a necesitar mucha nivelación por problemas de base para terminar la carrera. En la época de la norma, muchos se terminaban de formar en el profesional.

Estas letras van a contracorriente. Ya nadie tampoco se recuerda que José Néstor Pekerman iba a entregar un texto a cada Asociación con recomendaciones de la metodología de trabajo, porque se suponía que iba a ser un trabajo integral. No se sabe si Fernando “Bocha” Batista va a seguir esa misma línea. Porque las Asociaciones estadales, más allá de tener el gran poder de elegir a los presidentes de la FVF, también son su brazo ejecutor en cada región. No es solo hacer estadales y festivales, también es formar.

La atención estará en el debut de Fernando “Bocha” Batista y lo que haga en el inicio de la eliminatoria. Cuando nos lamentemos porque el universo de jugadores no es más amplio, que no haya ninguno que martes o miércoles escuche el himno de la Champions y que en muchos casos tengan que hacer escala en la MLS, para terminar su formación, estas líneas tendrán sentido. No soy el primero que viene con esta letanía, y, lamentablemente, dudo que sea el último. El cortoplacismo nos liquida.

En la única formación que podemos inflar el pecho, a pesar de sus bemoles, es en la de los árbitros. Ahí está el resultado de Jesús Valenzuela. Es más, somos tan bárbaros que en un país sin VAR, Juan Soto es uno de los mejores en esa área. Ahora imagínese si se le dedicara ese cariño en brindarle las mejores herramientas a esos estrategas, que capaz con el sueldo que reciben, tienen que alternar con otras actividades, no para comprar una casa o carro, sino para llevar pan a la casa. Esos que trabajan con el corazón y más que jugadores, educan a ciudadanos para la sociedad. El día que todos ellos puedan ir a la Universidad del fútbol, con esta gestión o en otra, y lleven ese conocimiento a sus escuelitas o academias, no solo tendremos un mejor balompié, sino una mejor nación. Tristemente se ve lejos.

La filosofía de Eudomar Santos: “Como vaya viniendo vamos viendo”. El talento surgirá como pasó con Stalin Rivas y Juan Arango. Como se ve ahora con David Martínez. Ese eterno depender de un cometa Halley. Ojalá haya un proyecto que integre a “Bocha” Batista, entendiendo que el discurso oficial es que él sí presenta compromiso con Venezuela. Pero no en un rol de Mesías, sino de colaborador. Entre todos estructurar ese pensum que debe tener la Universidad del fútbol. Fito & Fitipaldis tienen otra excelente canción: “Por la boca vive el pez”. Esperemos que ese sea el caso de Giménez, que esta promesa la cumpla y sea su gran legado al balompié criollo. Ir al Mundial depende de si la pelotita entra o no. Ese margen de error lo puedes achicar con mejores futbolistas. Esos no crecen en los árboles ni se compran, esos hay que formarlos.

Aunque si se le gana a Arabia Saudita y Uzbekistán, el exitismo nos transportará a los gramados de Estados Unidos, Canadá y México en 2026, porque el punto medio no lo conocemos. La mesura es aburrida y arrancamos la página donde aparece en el diccionario. Si perdemos todos los cañones apuntarán a la FVF y la inexperiencia de Batista, se pensará en 2030. El fatalismo también nos encanta. Tan particulares, que nadie pensará en esas canchas de tierra donde puede surgir el nuevo Luis Mendoza o Salomón Rondón, donde un entrenador lo forma como puede, pero no como quisiera.