Directo y Sin Barrera por Jaime Ricardo Gómez

 

Nada es Casualidad…

 

jaime_ricardoUna vez superada la resaca de la celebración, y con el sabor del elixir embriagante de la clasificación intacto en nuestro paladar, empieza a correrse el velo del análisis fundamentado, y la primera conclusión concreta e irrefutable de nuestro periplo a Corea es que nada fue casual, todo vino como resultado del trabajo planificado y la inversión como apoyo fundamental.

 

Hace unos días atrás, cuando la clasificación era una simple quimera, escuchaba a un alto federativo vociferar, en tono entre preocupante y denunciante, que la preparación de la Sub 20 ya iba por los dos millones de dólares. Para un ciudadano de a pie, aferrado a los avatares de una quincena devaluada, la cifra parece faraónica. Pero aunque no manejo las cuentas federativas ni los ingresos que generan, bien podría pensarse que encaja dentro de lo presupuestable. Era cuestión de unificar voluntades y brindar el apoyo necesario.

 

La inocultable crisis de AFA, multiplicada por la partida de Grondona, desencadenó unos vacios en la estructura del fútbol argentino que se reflejó, sin temor a equivocaciones, en la preparación de su Selección juvenil. Sin mucho trabajo previo, con un cuerpo técnico carente de idoneidad y sin la inversión requerida, pisaron tierras ecuatorianas enmarcados en una postal de improvisación y desaciertos que nos mostraron la peor versión de la albiceleste en toda la historia de estos torneos. Solamente la colaboración de los colombianos empatando con Brasil, permitió, con esa inmensa dosis de fortuna, que los paisanos de el Diego sellaran visa para Corea. Se demostró que con el puro y simple peso de las camisetas no se clasifica. Cariocas y cafeteros, potencias suramericanas eliminadas hoy, lo pueden certificar.

 

Los que tenemos ciertas limitaciones debemos esforzarnos el doble. El hándicap que arrastramos por la carencia de verdaderos clubes, instalaciones y canchas, apoyo gubernamental y otras menudencias, nos obliga a recurrir a un incremento en el trabajo y la planificación obsesiva. Quién mas obsesivo que Rafael Dudamel?

 

En reconocer nuestras carencias y limitaciones para poderlas potenciar radica la excelente planificación de casi dos años de módulos, concentraciones, viajes al exterior, partidos de fogueo y miles de horas de sangre, sudor y … ya me iba a robar una frase estereotipada.

 

No fue casualidad la inmensa lista de jugadores vistos y probados. No fue casualidad el escoger páramos merideños, Bogotá y Quito para convivir con la altura. No fue casualidad acompañar a la Selección de mayores en sus viajes para, aparte de entrenar con ellos, aprovechar de enfrentar rivales internacionales. Nada fue casualidad.

 

Trabajo obsesivo. Lucha constante para conseguir permisos de los equipos. Sacrificio de vacaciones, navidades y otras prebendas que hoy, con el pasaporte en la mano, ese grupo saborea con satisfacción y nos infla el corazón de orgullo.

 

No quiero entrar en detalles del talento individual de esta camada. Es, y ha sido perenne, la convicción que en esta edad nos ha sobrado talento desde que el Juventud de América se jugaba hasta convertirse en el Sudamericano Sub 20 de nuestros días. Tengo todavía fresca en mi memoria las victorias de la generación de Richard Páez, Zurdo Rangel, Kimba Britos, Ivan Isea y compañía, quienes con aroma de colegio y de barrio en sus botines, mostraron su inmenso potencial pero sucumbieron ante la falta de preparación, rodaje competitivo y roce que nos llevaban los gigantes continentales. Hoy, el trabajo, la preparación, la inversión y el apoyo de la suma de esfuerzos nos mostraron la ruta a seguir.

 

Escribo estas líneas cuando nuestra Sub 17 no ha comenzado su transitar en el Sudamericano de Chile. De entrada, ha sido evidente la diferencia en inversión y apoyo que ha recibido este grupo en comparación al que acaba de clasificar al Mundial. Quizás la suma de factores positivos, que son bastantes, alcance para una gran gesta, pero de no ser así, todos sabremos el por qué. Nada es casualidad.