EPA RADA.- Buena broma nos echaste

 

 

EPA RADA.- Buena broma nos echaste…,  como el Isodoro,  a quien le canta Billo’s. Cuántos momentos, cuántas conversas sabrosas, cuantos compartires, cuantos whatsapp, nos dimos. Lo tenías todo: un hijo famoso, fenómeno,  el gran Tigre @Falcao. Tu Santa Marta y tu Taganga –la foto-, donde eras un pescador más, subiendo la empinada cuesta de tu refugio de oxígeno, huyendo del frio y las trancas de Bogotá. Allí,  donde te caían tus amigos.  Vilarete, uno de ellos, aquel centro delantero ciclópeo que reventaba redes. Allí,  donde esperabas el llamado de “La Zorra” Brito para el chivito asado y la mojarra frita. Ah, porque eso sí, tus sanos placeres mundanos, siempre fueron de gente humilde. Las pequeñas  familiares fondas, las taguaras –como decimos en Venezuela-, cero lujo puro sabor, eran tu debilidad de sibarita. “Para qué me trajiste aquí”, me inquiriste cuando fuimos a comer mondongo en un sofisticado centro comercial de Riohacha. Te imagino incómodo comensal con Falca en el principado de Mónaco, en Londres o en Madrid. Me quedaré esperando tu vuelta en abril a Venezuela, cómo habíamos planeado la sorpresa para el Reencuentro de los Legendarios Vinotinto. Porque tu alma era hermana de los pumas, de las garzas, de las rosas y del sol. Te tenía las raquetas preparadas para el duelo con Cecilio Carvajal y el negro Rodallegas, tus panas. Y el escenario listo para que diéramos a los niños pobres de La Guaira y a sus padres, la charla sobre  “Cómo hacer de tu hijo un Tigre”,  en el fútbol y en la vida. En el cielo están todos advertidos de que llegó un defensa central cacho adentro, samario metelón y con salida elegante, pero que exige lo lleven a comer iguana al final de los partidos. Te convertiste en uno de los muertos de mi felicidad, como diría el trovador  Silvio Rodríguez