Una ciudad y un club modelos

 

 

A propósito de la visita a Venezuela en el marco de la Copa Sudamericana, del club Atlético Paranaense, rival del Caracas FC. Una maravillosa organización al sur de Brasil, en la ejemplarízante ciudad de Curitiba, que me acogió hace 12 años.

 

Curitiba, octubre 2006. Uno siempre leyó sobre Curitiba como ciudad paradigmática de Brasil y del mundo. La manera como esta urbe, con más de 200 años, ubicada en el sureño estado de Paraná, logró resolver lo que no han podido y jamás podrán hacer muchos conglomerados humanos en el planeta.

 

Desde el tema de los servicios públicos,  que acarrea tantos dolores de cabeza a las autoridades locales, hasta asuntos escabrosos como la contaminación ambiental o tan sencilla como la circulación y comportamiento de los peatones, tienen en Curitiba un ejemplo de gestión que envidian incluso países del primer mundo.

 

Aunque disfrutamos esta ciudad por estos días y vemos casi como una utopía su imitación en Venezuela, vinimos por los asuntos del fútbol. Y aquí encontramos que el fútbol se parece tanto a la ciudad, que terminan siendo una unidad indisoluble.

 

Atlético Paranaense fue un club casi anónimo hasta 1995, a pesar de sus más de 80 años en la palestra balompédica de este país. Aquí, donde se habían repartido el dominio los clubes de Río de Janeiro y Sao Paulo, con esporádicas presencias de equipos de Porto Alegre y Minas Geraís, apareció una entidad que trastocó todo lo que existía hasta entonces.

 

Si algo ha tenido el fútbol brasileño es su fama de anárquico. Es quizás la manifestación más afín al carácter de su gente alegre y su forma de asumir  las dos actividades con las que  identifican esta nación: el fútbol y el carnaval.

 

A partir de la introducción de los más altos conceptos de marketing y  la reformulación de su filosofía, el Atlético PR cambió su rumbo. Esta nueva visión le permitió asumir la proyección de su nombre, en los ámbitos regionales, nacionales y extra fronteras, con el mismo tratamiento de una franquicia.

 

Atlético PR considera a sus “torcedores”  o aficionados,  más allá de las connotaciones del alma y el sentimiento, “consumidores” del producto Atlético PR. Una dicotomía bien encaminada donde se dispone de toda una estructura organizativa a tiempo completo, con directrices bien claras en áreas como la administrativa, marketing comercial, tecnología y fútbol.

 

Nada existe por azar, ni es un problema de super gerentes que duermen pocas horas y resuelven o buscan salidas a todos los entuertos. El club tiene un modelo de gestión con dos presidentes: uno operativo-gestor –Fleury Da Rocha- con diferentes direcciones y gerencias; y otro presidente deliberativo –Mario Petraglia- que hace viable las políticas diseñadas por el club hacia la calle.

 

En la pirámide de esta organización está la parte deportiva, ya que, sin resultados en la cancha, sería inviable la proyección del club. El Atlético PR cuenta con el estadio más moderno de Brasil. El único que técnicamente está en condiciones para Copa del Mundo que celebrará Brasil en el 2014.

 

Kyocera Arena es un escenario de lujo, aunque pequeño. Una verdadera unidad de negocios con tiendas, restaurantes finos y feria de comida, gimnasios y capacidad para montar espectáculos musicales y eventos de gran relieve deportivo. Apenas 26 mil plateas en la primera fase del proyecto que contempla su ampliación a 42 mil aficionados.

 

En las afueras de Curitiba, está el impresionante Centro de Entrenamiento CT Cajú, con varias canchas, hotel y unidad médica. Allí se prepara el equipo mayor y se forman sus canteranos. En los últimos cinco años, el club ha percibido unos 180 millones de U$ por la venta de jugadores colocados en Europa y Asia. Está cocinando el proyecto de la Universidad del Fútbol para estudios de post grado en ciencias ligadas al deporte.

 

En el 2005 llegó a la final de la Copa Libertadores de América. Quedó subcampeón ante el gigante Sao Paulo. Por primera vez jugó internacionalmente en Argentina, donde pocos tenían idea sobre este emergente club que se ha ganado un lugar en la élite brasileña. River Plate lo sufrió en carne propia y cayó uno a cero.

 

Con el Atlético Paranaense y Curitiba se demuestra que la calidad de vida y el éxito van de la mano cuando están sustentadas por planes y proyectos sólidos.

 

(Todo lo que aquí escribí hace 12 años ha sido rebasado por el crecimiento actual del club,  en medio de una ciudad ecológica y gentil que volví a visitar en viaje familiar en el 2007, y que anhelo volver a disfrutar. Los invito a conocer esta dos maravillosas realidades de nuestra América posible: Curitiba y el  www.atleticopr.com.br ).