Los dos genios díscolos de la Selección Vinotinto: Darwin Machis y Yeferson Soteldo

 

Luis Vílchez / @lvilchez8.- Los equipos que no los tienen, los añoran. Los que cuentan con ellos, tienen que saber integrarlos. El fútbol es un juego de errores y una buena dosis de caos en ataque es menester para conseguir resultados. Por eso los diferentes, los bohemios de la delantera, esos genios díscolos que te ganan partidos en la cancha, pero fuera te sacan canas, son necesarios. La Vinotinto tiene dos exponentes muy claros: Yeferson Soteldo y Darwin Machís.

 

Dos extremos que si están sanos y tienen continuidad nadie duda de su presencia en el XI inicial. Más bien la única duda es cómo hacerlos convivir sin ambos son jugadores que su punto de partido es la banda izquierda. Pero tampoco es innegable que generan un gran flujo de noticias fuera de los terrenos de juego. La polémica es su sombra. Desde casos en tribunales en España hasta diversas sanciones por indisciplina. No solo a nivel de clubes, porque en la época más convulsa de la selección nacional también salpicó a la Vinotinto. Ahora que se ha disipado la niebla de guerra, que terminaron las batallas epistolares, siempre estarán bajo la lupa. En un camerino con muchas cicatrices, donde da la sensación de que hay paz, a pesar de la turbulenta salida de José Néstor Pekerman.

 

Su presente no es el mejor de todos. Machís viene de descender con Valladolid y el futuro de Soteldo es una moneda al aire, con un Santos lleno de deudas y un Tigres (México) que no quiere saber mucho del extremo. Solo hay que repasar los números. El ex Mineros de Guayana llegó en enero al equipo pucelano y dejó el siguiente registró: 11 partidos (siete de titular), 599 minutos y una tarjeta amarilla. Su último gol en clubes fue con Juárez contra Cruz Azul, el pasado 3 de septiembre. Las lesiones no han sido benévolas con el oriundo de Tucupita.

 

Para “Soteldinho”, como le dijo Neymar, sus guarismos indican: cinco encuentros en el Brasileirao, cuatro de ellos desde el arranque, para acumular una tarjeta amarilla y una roja en 357 minutos. En el Paulista fueron cuatro cotejos (353 minutos) y una amarilla. Su rendimiento en Copa de Brasil es de dos partidos completos. Cuando se va al plano internacional, con la CONMEBOL Sudamericana, las cifras son: tres partidos (208 minutos). Las lesiones tampoco han respetado al ex Zamora.

 

En efecto, ninguno de los dos ha entonado el grito sagrado con sus clubes este año. Tendrán un verano movido al momento de definir su futuro. Pero con todo y esto, deben ser fundamentales para la Vinotinto. El futuro indica que la selección nacional será liderada por los volantes box-to-box, los Yangel Herrera, Telasco Segovia, Andrés Romero, Cristian Cásseres, entre otros buenos de esta demarcación. Pero el camino a Estados Unidos, Canadá y México es aún tierra de extremos. Brillan los: Samuel Sosa, Eduard Bello, Jefferson Savarino, John Murillo; sin embargo, los más geniales son Soteldo y Machís.

 

Juan Arango hablaba del caso de Adalberto Peñaranda y la comparación con Federico Valverde, en una conversación con Fernando Petrocelli. En el pasado hemos definido al merideño como el Will Hunting del fútbol venezolano. Pero los casos de Soteldo y Machís son diferentes. El primero jugó en una final de Libertadores y el segundo se llegó a consolidar en la primera de España. Tendrán sus momentos díscolos, pero son genios. Así con Pekerman logró apaciguar a Teófilo Gutiérrez, Ricardo Gareca potenció a Christian Cuevas o en Chile, tanto Marcelo Bielsa como Jorge Sampaoli, exprimieron la mejor versión de Arturo Vidal. CONMEBOL es tierra fértil para este tipo de jugadores. Aunque Europa tuvo a su Paul Gascoigne, para no recurrir al expediente George Best.

 

Ese es uno de los retos de Fernando “Bocha” Batista. Manejar ese equilibrio, donde Soteldo y Machís sean más genios que díscolos, pero sin dejar de comprender que ambos estados son siameses. Si de aquí al final de la eliminatoria la mayoría de las noticias de este par de extremos desequilibrantes son más de las diabluras que hacen dentro del campo de juego, que en los desmanes fuera de él. Los aficionados de la Vinotinto se van a divertir. Capaz no aseguren la anhelada clasificación, pero pasar del sufrimiento o la apatía al júbilo, ya sería un golazo.