¿QUIENES NOS VAN A LLEVAR A QATAR?

 

 

El fútbol en España siempre ha sido religión. Desde los albores de 1900 hasta nuestros días, en ese país se ha vivido este deporte con particular veneración. Luego de casi quince décadas de profesionalismo reconocido al mas alto nivel de competencia e inversión, apenas mostraban en sus vitrinas federativas, una Eurocopa obtenida en la década del 60. Pírrico balance ante la abrumadora avalancha de un deporte que movía millones. De personas y de Euros. Entre 2008 y 2012 obtuvieron un Mundial y dos Eurocopas. Se catapultaron a lo mas alto de la élite del planeta y se ganaron el reconocimiento y respeto, esquivo por mas de un siglo.

 

¿Qué pasó? ¿Por qué se volvieron ganadores de repente? Nada es casual. Con un movimiento organizado y planificado científicamente, de canteras y divisiones inferiores, los clubes españoles fueron creando sus propias estrellas. Compradores por naturaleza, el jugador español estaba acostumbrado a dejar el gran protagonismo a los cracks importados y ellos, simplemente, se dedicaban a ser meros acompañantes de las definitorias prestaciones de quienes venían de otros continentes. Con las excepciones que confirman la regla, el futbolista ibérico simplemente ponía la furia y la disciplina, vestidos de overol, dejando a las estrellas extranjeras el smoking de gala para los goles, la creación y la diferencia en cancha.

 

El trabajo fructificó a comienzos de este siglo y, con la Masía como estandarte, en los clubes españoles los canteranos empezaron a asumir protagonismo y responsabilidades de figuras en la cancha. Xabi e Iniesta manejaban los hilos de una Barsa de ensueño, Niño Torres era el goleador mortal junto con el Guaje Villa, Ramos y Puyol defensas de élite, Casillas el portón del Madrid y su emblema. Ganaban Ligas y Champions con singular protagonismo y ese ADN se lo transmitieron a la Selección.

 

Este preámbulo no tiene otro sentido que trasladarlo a nuestra querida Vinotinto. La que nos atañe. La que nos duele. La que seguimos. Nos jactamos de poseer una generación privilegiada que nos va a llevar a Qatar 2022 y nos ufanamos de su recorrido internacional. Ahora bien. Me pregunto:¿Cuántos de nuestros jugadores son líderes en sus equipos? ¿Cuáles de esos equipos juegan en la mas alta competencia y con obligación de ganar? ¿Quién de los nuestros acumula el ADN ganador de pertenecer a un equipo con responsabilidades históricas?

 

Una cosa es jugar por competir y otra es la obligación de ganar y levantar trofeos. No veo en esta excelente camada de venezolanos es patrón que genera pertenecer a esos equipos top ni tener en sus equipos la etiqueta de estrella de los mismos. Ponemos la lupa en Fariñez y reconocemos el pasado histórico del Ballet Azul, pero Millonarios hace tiempo dejó de ser  grande en América. Rincón no es titular indiscutible en el Toro italiano, pero es quizás, el vinotinto con más estrellas en su charretera. Dista  mucho de ser líder en su club y este de ser un grande del Calcio. Josef encandila con su gandola de goles en Atlanta, pero la MLS no genera esa presión de la altísima competencia, pero si, el carabobeño se puede considerar referente de un club que si no clasifica a finales, ni queda Campeón…no pasará nada. No tiene obligación histórica el Atlanta United. Salomón se diluyó en clubes mediocres dentro de una liga top. No sigo en este repaso hombre por hombre, pues se puede diluir la idea y bajo mi lupa no aparece ningún nombre.

 

¿A dónde voy? El gran trabajo de Rafael Dudamel en estos meses es inyectarle a este interesante grupo de venezolanos regados por el mundo, la OBLIGACION de ganar. De que no basta con jugar bien, sino que hay que sacarle puntos a rivales de élite, con jugadores de élite, que juegan en equipos de élite en Ligas de élite. La redundancia y la repetición obsesiva me la permito para trasladar al papel las diferencias que tenemos en la cancha.

 

No dudo de la excelente calidad de casi todos los Vinotinto de esta generación. Reconozco que no es fácil, teniendo nuestro pasaporte, instalarse en Europa. Así sea en equipos de segunda. Llegar a Chile, Colombia y Estados Unidos. A la complicada liga rusa. Hay muchos méritos y reconocimientos, pero todo ese bagaje hay que trasladarlo a la Selección a la hora de enfrentar a los monstruos suramericanos. Hay que echarse el equipo al hombro, acostumbrarse a ganar de local y robar puntos afuera. No hay otro camino que conduzca a Qatar. Les llegó el momento de marcar en la Selección las diferencias que en sus clubes no se marcan. Estoy, totalmente seguro, que en el entorno de la Vinotinto ya están enfocando este tema y trabajarán para superarlo y lograr este cambio dentro de la cancha.