Una Vinotinto en construcción

Volante 8 con la Mente

 

Luis VilchezEl equilibrio no va de la mano con la pasión. El fútbol es un volcán de emociones que suele llevarte al cielo o a morder el polvo. La Vinotinto venía en estado catatónico tras dos eliminatorias que terminó de último. Un dato que siempre será pertinente para valorar el presente. La salida convulsionada de Pekerman parecía otro cimbronazo más en una estructura frágil. Pero del caos pasamos a meter goles de chilena a Brasil y arrollar a Chile. De la apatía profunda a la peregrinación rumbo a Maturín.

 

Tuve la oportunidad de ir al partido gracias a una invitación de la Federación Venezolana de Fútbol. El punto de partida fue el CCCT. Decenas de personas con camisas Vinotinto o con el nuevo mantra: “Mano, tengo fe”. Pensaba que eran parte del viaje, capaz influencers que no conocía. Pero eran trabajadores, gente de a pie. Personas que muy posiblemente no tengan muy latente que la final de la Liga FUTVE es un Táchira-Caracas, pero que con la Vinotinto se conectan. Luego en Monagas la fiebre por el combinado nacional era apoteósica. El primer reto de “Bocha” Batista era lograr una selección de la gente. Se cumplió con creces.

 

La base fue competir y obtener resultados. La selección absoluta no ha llegado a picos de rendimiento como la sub-17 de Ricardo Valiño o la sub-23 de Batista cuando fue finalista en el Maurice Revello. Aún sigue en esa etapa de construcción. Queda mucho cemento por mezclar y ladrillos que poner, por más que el ánimo general sea el de verse dentro del Mundial de 2026. Sin juego interno, se casa a las transiciones rápidas. Encomendados a Soteldo o su versión oriental SoteRdo. El de Acarigua lo corean y lo alaban cuando va a cobrar un córner. La solvencia en defensa y contundencia en momentos puntuales tiene a Venezuela en puestos de vanguardia.

 

Lo que sí se puede palpar en vivo y que se podía intuir desde la TV es la sinergia del grupo. En zona mixta al preguntarle a Nahuel Ferraresi por la lucha para ser titular con tan buenos centrales, respondió: “Más que competencia es compañerismo, todos nos ayudamos entre nosotros tenemos un gran compañerismo”. Uno de los sospechosos habituales que fue muy castigado por la crítica desde el ciclo de Noel Sanvicente en adelante fue Wilker Ángel, hoy es ese central que se esperaba en Trujillanos y Táchira. “Es mi mejor momento y el de todos. Esperamos seguir así”, señaló el oriundo de Valera.

 

La Vinotinto es una piña. No se quieren ir de las concentraciones. Son un grupo de bachilleres en su viaje de graduación a Margarita. Ese plus de química colectiva sube el techo competitivo de una selección que no está escasa de talento, pero no le sobra. Tampoco en el 1 vs 1 puede presumir demasiado con sus vecinos de CONMEBOL. Al frente estaba un tal Moises Caicedo, más allá del precio exagerado que pagó Chelsea por su ficha, el volante es un fuera de serie.

 

Es comprensible las molestias por empatar en casa ante un Ecuador con muchas bajas. Pero tanto Miguel Navarro como Edson Castillo coincidieron en una de las frases que marcaron el ciclo de César Farías: “Si no lo puedes ganar, no lo pierdas”. Suena de Perogrullo, pero comprender la profundidad de esa oración es la diferencia entre ir al Mundial o no. ¿Obligación ganar en Lima? “No. Hay que ser consciente que faltan muchas fechas”, remató Navarro. El exitismo externo no ha mareado al camerino.

 

En paso raudo de Batista en el sector que me encontraba de la zona mixta dejó claro su planteamiento contra Perú: tranquilidad y jugar con la necesidad del rival. Con los tres puntos en Lima, los arbolitos de navidad se decorarán de Vinotinto y no de verde con rojo. Pero el objetivo de esta columna es asimilar que si se empata o se pierde no pasa nada. Aún queda mucho camino. Solo que esta vez los resultados han llegado antes que un funcionamiento prolijo. La Diosa Fortuna ha comido arepas y tequeños, porque llegamos sin tantas bajas. Los rivales siempre tienen una ausencia de peso. Para más señas, hasta el VAR nos hace agradecer y no maldecirlo.

 

Los planos del edificio Mundial 2026 son ilusionantes y la base se construye con mesura. Pero para poder vivir en él todavía falta. Esto se cocina a fuego lento, aunque el olor ya tiene enamorado a los comensales. El cuerpo técnico tiene que afianzar su idea. Los resultados le han dado la posibilidad de rodearse como han querido, porque en los pasillos se vio a Carlos Mac Allister. La directiva que le otorgue todas las herramientas de trabajo en las diferentes categorías. La hinchada que siga colmando con una buena vibra el Monumental, pero si perder los papeles al momento de cumplir los protocolos de logística. La prensa debe analizar, que se ha avanzado y que se sigue estancado.

 

PD: El vuelo de ida pude conversar con Yomiko Moreno, uno de los mejores tatuadores del mundo y más criollo que un pabellón. Una de sus compañeras de trabajo es polaca y le manda fuerzas a Venezuela con una camisa de la Vinotinto. El “Mano, tengo fe” no es solo de los venezolanos dentro del país y los que emigraron. Es un sentimiento que se va diseminando por el planeta para los amantes acérrimos del fútbol o los que se acercan cada fecha FIFA. Propios y extraños quieren un final feliz para el combinado patrio. 

 

@Lvilchez8