Llorens: “Somos expertos trabajando con equipos en situación de adversidad”

 

Luis Vílchez / @lvilchez8.- La selección sub-23 de Bolivia tuvo una actuación muy positiva en el Preolímpico de Colombia y estuvo a pocos minutos de ingresar al cuadrangular. Los dirigidos por César Farías no solo sacaron resultados, sino que jugaron muy bien al fútbol, lo que devolvió la ilusión a un país deprimido, deportivamente, por los golpes de los últimos años. El punto más alto de los del altiplano fue la remontada ante Uruguay. En la rueda prensa, Farías reconoció la labor del psicólogo deportivo Manuel Llorens, parte de su cuerpo técnico.

 

El caraqueño ha trabajado al lado de Farías en selecciones juveniles y en la Vinotinto adulta, como en su paso por The Strongest. También colaboró recientemente con el Zulia que hizo historia en la Copa Sudamericana. Llorens se mudó definitivamente a La Paz en 2017, donde se mantiene ligado con Venezuela a través del curso en línea “Psicología del Deporte” con el CIAP de la Universidad Católica Andrés Bello.

 

El próximo reto de Farías con Bolivia, cuando pase la crisis mundial que ha generado la pandemia del COVID-19, será medirse contra Brasil y Argentina en el inicio del Premundial rumbo a Catar 2022. También será otro desafío más para Llorens, que ha demostrado mediante su trabajo la importancia de la psicología en el fútbol. El psicólogo habló con Balonazos de lo hecho en el Preolímpico, su trayectoria y sus nuevas tareas con la Verde.

 

Estuvo con The Strongest y logró buenas actuaciones, en ese periplo también estuvo con la selección adulta. ¿Cuánto ayudaron esas etapas para labrar un Preolímpico positivo para Bolivia? Mucho. Yo comencé con el Strongest en 2016 en que estuve yendo y viniendo entre Bolivia y Venezuela y después fijo desde 2017. Eso nos permitió -digo “nos”, porque el trabajo mío sin duda está engranado con el de César Farías y, antes de que falleciera, Lino Alonso- conocer bien la liga local, conocer una buena cantidad de jugadores, conocer la cultura boliviana y los retos, y las fortalezas particulares que tiene el fútbol acá. Además nos ha permitido, que en Colombia aún no fue tan relevante, entender bien cómo afecta la altura a los partidos.

En el camino, César ha ido elaborando un plan detallado de cómo podemos impulsar el fútbol boliviano y tener resultados en la selección. La experiencia que traemos desde Venezuela sumado a lo que hemos conocido del fútbol boliviano en estos cuatro años nos permite tener confianza en que podemos lograr cosas. Tenemos un diagnóstico bastante profundo sobre cómo potenciarlo.

 

¿Su primer contacto con el fútbol boliviano fue con Julio César Baldivieso? ¿Cuánto lo ayudó esa experiencia con Baldivieso para su labor actual en Bolivia? La verdad es que Baldivieso es un personaje bastante fuera de lo común también en Bolivia. Aquí tiene el enorme reconocimiento de haber estado en el Mundial del 94 y haber tenido una carrera exitosa. Pero aquí es aún más polémico que el personaje que conocí cuando jugaba en el Caracas F.C.

No es representativo del jugador boliviano. En general contamos con jugadores muy profesionales, de fácil trato, que han respondido muy bien a la exigencia. En particular el grupo sub 23 se les sometió a una preparación con altísimos niveles de exigencia a lo que respondieron con mucha disposición.

 

 

¿Cuánto tuvo que aprender de la cultura boliviana para poder entender el pensamiento del jugador boliviano, para poder motivarle? Sin duda la comprensión del jugador es mucho más completa en la medida en que uno tenga una mirada sistémica que lo intente comprender desde distintas dimensiones. En el cuerpo técnico siempre hemos trabajado con un método integrado, lo que significa que lo psicológico no es aislado de lo físico, o técnico o táctico, o su contexto. Nos interesa comprender al atleta y a los equipos tomando en cuenta su estado físico, su capacidad técnica, su estado psicológico, su cultura, su geografía, su situación económica, la historia en que se encuentra, etc.

Vivir tres años en Bolivia, como mencioné, es en sí mismo un aporte importante para comprender las particularidades de la vida del futbolista acá: la historia reciente del fútbol en Bolivia, lo que significa cada uno de los clubes locales en la liga, la importancia de sus rivalidades geográficas, el enorme potencial que tiene en el desarrollo de jugadores sobre la base de las experiencias previas (la más conocida siendo la Academia Tahuichi), los estilos comunicacionales, las maneras en que se tramitan los conflictos en los grupos, las expectativas no tan altas que tiene la selección sobre la base de los resultados recientes, el crecimiento espectacular que ha tenido la economía del país, las perspectivas que eso trae al deporte, la auto imagen que tiene la cultura boliviana, la comida, el clima, entre otros.

 

Al ser una selección juvenil, capaz hay un grado de inconsciencia que permite que ese historial negativo de Bolivia y un punto más de rebeldía. ¿Cuánto le ayudó ese carácter juvenil a lo logrado? Yo diría que todos los jugadores en general, de todas las edades, están ávidos, y responden muy bien a trabajar con expectativas altas. Ya nos ocurrió con The Strongest cuando logramos su mejor actuación en Copa Libertadores en el 2017. Parte de nuestra fortaleza como cuerpo técnico es que nos formamos en Venezuela. Hay que recordar que cuando César (Farías) y yo comenzamos a trabajar con las selecciones juveniles del país, ninguna había tenido algún resultado significativo en los campeonatos pre-mundiales. No había casi jugadores en el exterior, la selección mayor había ganado 2 partidos en 40 años de competencia, el fútbol venezolano no era televisado, no había grandes sponsors financiándolo, no contábamos con mucho de los espacios en que se juega ahora, etc. Nosotros nos formamos y colaboramos con que creciera un fútbol que tenía muchísimas más limitaciones que el fútbol boliviano actual. El fútbol boliviano tiene clubes con más de cien años de historia, generaciones mundialistas y una afición enorme en todo el país.

Nosotros somos expertos trabajando con equipos en situación de adversidad. Lo hicimos una y otra vez con las distintas selecciones venezolanas. Otro ejemplo fueron los resultados del Zulia FC el año pasado en la Copa Sudamericana. César es especialista en transmitir expectativas altas y lograr grupos combativos, dispuestos a luchar más que ningún otro. Pero además del espíritu combativo, además ya tenemos un método más que probado de cómo hacer crecer equipos en corto tiempo.

Con la sub23 sabíamos que teníamos limitaciones y además se dio una crisis política que nos detuvo el trabajo durante dos meses. Pero tenemos como filosofía hacer de la adversidad una fortaleza y además no perder de vista las fortalezas que tienen los futbolistas bolivianos que por ahora no son registradas en otras latitudes. Todo lo que nos da una ventaja importante.

 

En tan poco tiempo, ¿cómo lograron que una selección que muy pocos apostaban por ella lograra tener la confianza para jugar y hacerlo bien? Se vieron videos de jugadores haciendo el Haka e incluso mensajes patrióticos… La verdad es que César le había puesto el ojo a esta generación desde bastante tiempo antes de asumir la selección. Conocíamos de cerca a varios de los jugadores y el cuerpo técnico había observado con detalle a los demás. Por ejemplo, uno de los preparadores físicos, que también es venezolano, Nehomar Matías, había trabajado con la selección sub20 anterior. Al final se sumaron unos jugadores que tuvieron muy buen rendimiento, como Víctor Ábrego y Antonio Bustamante, que pudimos sumar al grupo gracias al trabajo de scouting que desarrolló el cuerpo técnico.

Les planteamos que los íbamos a someter a unos niveles muy altos de exigencia, pero que a cambio iban a ver un crecimiento significativo en su rendimiento. Recién llegados a la selección nos tocó jugar contra Argentina en Argentina y perdimos cinco a cero. Ese partido nos sirvió para mostrarles al comienzo el tamaño del reto que teníamos por delante y luego nos sirvió para mostrarles todo lo que pudimos crecer en los meses de trabajo.

No solo hicimos el Haka boliviano, hicimos mucho trabajo de integración como equipo, de elevar sus expectativas, de mostrarles ejemplos de equipos que superaron expectativas, de mostrarles atletas con capacidad de trabajo y sacrificio. Hasta hicimos teatro. El preparador físico Lucas Nava es especialmente bueno animando a los equipos. Logra combinar la exigencia con el sentido de humor y los engancha en distintas actividades que sirvieron para acelerar la integración y comunicación entre ellos. Él es el gestor del teatro y el creador del Haka.

 

 

Farías reconoció su labor tras el partido ante Uruguay ¿Fue uno de sus triunfos más importantes en su carrera como psicólogo deportivo? Fue un campeonato muy satisfactorio, porque tenía como ocho años sin trabajar con selecciones juveniles, que en una época fue mi especialidad. Fue la posibilidad de traer todas esas experiencias en un método pulido. Y creo que la experiencia sobre todo nos ha permitido hacer lo que hacíamos, pero en menos tiempo. Ver a nuestros jugadores empatar a Colombia en Colombia, en el último partido de preparación antes de arrancar el campeonato, verlos ganar contra Uruguay en el último minuto y luchar de tú a tú contra Brasil fue emocionante y satisfactorio.

Pero no diría que es uno de mis mayores triunfos como psicólogo deportivo. Creo que los más significativos fueron cuando estábamos comenzando, como pasar a la segunda ronda del Sub20 en 1997 en Iquique o el sub17 en 1991 en Arequipa. Por supuesto, la semifinal de la Copa América de 2011 fue probablemente el momento más alto. El campeonato que ganamos con The Strongest en el 24 de diciembre de 2016 fue también un momento muy emocionante.

Más allá de los triunfos, que siempre son el foco en el deporte de alto rendimiento, disfruto mucho ver a los grupos y a los atletas crecer. El sentir que se hace un trabajo profesional, ver a los jóvenes madurar, es siempre satisfactorio independientemente de los resultados.

 

Tras el final del partido ante Perú, que quedaron fuera por un córner, todos los jugadores y parte del cuerpo técnico se fue encima del árbitro. Farías fue muy calmado a separar y reclamar sin perder los estribos, cuando usualmente es más visceral. ¿También su trabajo es para el cuerpo técnico y Farías o solo se limita a los jugadores? César (Farías) es mi amigo desde hace muchos años. Una de las ventajas de nuestra colaboración es que nos conocemos y sabemos qué nos podemos aportar el uno al otro. Sin duda mi trabajo está muy integrado al trabajo de él. Sin duda he aprendido muchas cosas de él a lo largo de los años. Creo que no conozco a alguien más competitivo y trabajador en el fútbol, así como alguien con una visión de los distintos aspectos del proceso. Y seguramente le he aportado cosas yo a él. Antes de cualquier otro trabajo conversamos mucho como cuerpo técnico. Todos compartimos impresiones y lo psicológico no se limita a lo que hace el psicólogo. Muchas veces una intervención es mucho más potente si la lleva a cabo César o el asistente, que en el sub 23, fue Luis García, un joven entrenador que nos va a aportar mucho.

Parte de nuestro trabajo es elevar las expectativas, lograr un equipo combativo que salga cada partido a luchar hasta sus últimas posibilidades. Eso significa no intimidarse ante los colores del rival ni el escenario. Eso significa tener la capacidad de rebelarse ante las opiniones del contexto. Claro, eso conlleva el riesgo de que, en momentos de alta tensión, esa energía se nos desborde. También trabajamos para intentar hacer pocos fouls y obtener pocas tarjetas. Eso, en este nivel, es esencial. Eso significa ser agresivo pero controlado. Por mucho rato lo logramos, pero ante el escenario de quedar eliminados de la siguiente ronda, después de haberse agotado el tiempo de reposición, la frustración se desbordó y entramos en descontrol.

Esos son vicisitudes de ese nivel de emoción y poca experiencia. Nos servirá de ejemplo para momentos que vienen. César ha estado muchas veces en escenarios parecidos y por eso, a pesar de estar también caliente, pudo reaccionar mucho mejor.

 

En muchos de sus textos habla de la desesperanza del latinoamericano. ¿Cuáles son las mayores diferencias, si las hay, entre la mentalidad del futbolista boliviano y venezolano? Sin duda compartimos muchas cosas como latinoamericanos. La tendencia a mirar hacia afuera y valorar lo de afuera antes de valorar lo propio es común a los venezolanos y a los bolivianos. Aquellos venezolanos que triunfan afuera son más valorados que los locales, igual ocurre en Bolivia. Nos resulta fácil ver nuestras limitaciones pero nos cuesta ver nuestras fortalezas. Todo eso hace que, más que ser desesperanzados, seamos volubles con nuestras esperanzas. Si ganamos un partido creemos que ya se logró todo, si perdemos, entonces sentimos que somos un fracaso irremediable. La tarea principal es lograr un compromiso a largo plazo y consistencia.

Ahora, sin conocerlos demasiado, la nueva generación de futbolistas venezolanos creo que vienen con otra mentalidad. Creo que crecieron con los logros recientes de la selección y han estado expuestos a vivencias de éxito en el exterior a temprana edad. Los veo con capacidad de tener expectativas altas. Creo que el reto con esa generación va a ser más bien calibrar adecuadamente los momentos de victoria y los de derrota.

 Con respecto al boliviano creo que tenemos unas fortalezas muy importantes en las generaciones que nos tocan manejar. Veo muchos jugadores sanos, con deseo de superarse. En The Strongest tuvimos uno de los grupos más sólidos con que he trabajado. En parte por el capitán Pablo Escobar, que es un líder nato. Él es ahora parte de nuestro cuerpo técnico. Así que no dudo que vamos a tener unos grupos de trabajo muy sólidos. La actuación en la sub 23 además sirvió de ejemplo de lo que podemos lograr competitivamente si trabajamos con dedicación.

 

 

Inicia el Premundial ante Brasil y Argentina. ¿Cómo se trabaja la motivación con un grupo adulto para afrontar a dos rivales, que en teoría, son muy superiores en la calidad de sus jugadores? Es más viable motivar al no favorito en el plan de emular el David vs Goliat… A menudo el aspecto del trabajo psicológico que se conoce más es el motivacional. Pero no necesariamente es el más importante. Creo que es una consecuencia lamentable de la incursión de tantos coaches que no son psicólogos en el área. En el caso de los partidos del Premundial no necesariamente la motivación es lo que más tenemos que trabajar.

Hay que motivar a alguien que tiene que hacer un trabajo repetitivo por un sueldo miserable. Pero jugar un partido de Premundial contra Brasil o Argentina es motivador en sí mismo. ¿Quién no quisiera estar en ese escenario? Ahora, regular las emociones sí, saber lidiar con la ansiedad del escenario y el rival. Saber administrar las limitaciones y las fortalezas. En eso estamos.

No te voy a contar lo que estamos preparando para esos partidos, porque sería revelar los trucos del mago. Pero te cuento que antes del partido en que Venezuela le ganó a Argentina en Puerto La Cruz, le dijimos a jugadores como Oswaldo Vizcarrondo: “¿Tú le has ganado a Argentina en sub17? -sí. ¿Y les ganaste en sub 20? – sí. Les has ganado a clubes argentinos con clubes venezolanos en la Copa Libertadores? –sí. Entonces ganarles en este nivel es el próximo paso lógico. Estamos ya ahí”.

Hay que construir un crecimiento continuo en que tener altas expectativas es la consecuencia lógica. La inspiración es importante y la utilizaremos. Pero no es solo con inspiración que se ayuda a los grupos a superarse. Si no se le brindan condiciones de crecimiento, se les miente, se les somete a la frustración inevitable. Nuestra especialidad, como te comenté, es generar esas condiciones en tiempos acelerados.